Los datos biométricos aterrizan en la industria de pagos y garantizan más seguridad en el comercio digital.
Hasta hace poco tiempo hablar del fin de las contraseñas tradicionales parecía algo utópico. Pero el aumento del fraude digital, la creciente preocupación por la privacidad de los datos y la dificultad para recordar un sinfín de letras, números y caracteres de los diferentes dispositivos están haciendo ineficaces los mecanismos tradicionales de verificación de la identidad online, como las contraseñas o números PIN.
El periódico inglés The Guardian recogía en este artículo una encuesta que mostraba el recelo de los británicos ante las contraseñas tradicionales -que pocas veces se actualizan- y su opinión de que la voz, el tacto, los latidos del corazón, el pelo e incluso la saliva podrían ser las contraseñas del futuro.
El futuro ya está aquí y las empresas están optando por la biometría como modelos de autenticación. En los últimos años, los principales fabricantes de teléfonos inteligentes como Apple, Samsung y HTC han añadido características biométricas a sus dispositivos.
Cuestión de datos
Business Insider destaca que desde que Apple lanzó el iPhone 5S en 2013, el número de teléfonos inteligentes habilitados para tener datos biométricos ha aumentado significativamente. El 62% de los teléfonos serán biométricos a finales de 2016.
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Ciberseguridad y su papel en la transformación digital
En Estados Unidos se estima que en 2021 casi todos los teléfonos inteligentes llevarán la biometría integrada. Esto equivale a unos 247 millones de teléfonos inteligentes en 2021. Unas cifras colosales teniendo en cuenta los menos de 10 millones que había en 2013, y casi el doble de los 132 millones de 2016. Un cambio que ocurrirá primero en los iPhone (2018). Para los Android parece que habrá que esperar al año 2020.
Además, los ingresos en el mercado global de biometría móvil crecerá en siete años un 67%, hasta llegar a los 34.600 millones de dólares en 2020, frente a los 1,62 mil millones de 2014, según Acuity Market Intelligence.
Combatir el fraude en los pagos digitales
Por ello, se prevé que las ventas de comercio electrónico en Estados Unidos lleguen a los 631.000 millones de dólares en 2020, frente a los 341.000 millones de 2014, según datos de BI. A estas cifras, hay que añadir la estimación de que precisamente en 2020 se espera que casi la mitad de las ventas de comercio electrónico se haga a través de los teléfonos.
En este sentido, para que los pagos digitales se conviertan en el medio más habitual, se deben abordar dos de los puntos más conflictivos en la experiencia del comercio digital: la experiencia de usuario, de momento algo engorrosa para el consumidor, y el aumento del fraude potencial.
Introducir información personal y contraseñas en múltiples pasos en dispositivos con pantallas pequeñas y conexiones lentas lleva a los consumidores a navegar más que a comprar.
Así, características de seguridad adicionales como 3DSecure, verificación de direcciones o cuestiones de seguridad, si bien ayudan a proteger los datos financieros de los consumidores, también aumentan el número de pasos entre el usuario y el pago, lo que limita aún más las compras.
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Atom Bank: Biometría y videojuegos aplicados a la banca
La mayoría de los costes antifraude entre minoristas proviene hoy en día de canales digitales: un 53% en el primer trimestre de 2015, frente al 42% un año antes. Mientras para los comerciantes es fácil comprobar la identidad con una foto del cliente en una tienda, más difícil es verificar que un cliente online es quien dice ser.
Aquí es donde entra en juego la autentificación biométrica puesto que la huella digital o una fotografía pueden sustituir a las contraseñas y demás pasos, permitiendo compras digitales más simples y rápidas. Es muy difícil falsificar datos biométricos únicos, lo que proporciona una mayor protección a los consumidores y minoristas.
Un ejemplo de adopción de la biometría es el de Atom Bank. Para autenticar a sus clientes a través de su app móvil, además de un código de acceso tradicional, incorpora dos soluciones biométricas. Atom es el primer banco en utilizar estas tecnologías en Europa. El cliente se autentica mediante una foto de sí mismo, con un selfie. Esta tecnología además se utiliza en los controles de los aeropuertos europeos, escanea los ojos del usuario y mide la distancia entre las distintas facciones. Del mismo modo, la app de Atom permite al usuario utilizar el reconocimiento de voz como método de autenticación.
Iris, huellas dactilares, reconocimiento facial o incluso de la mana son algunas de las partes de nuestro cuerpo que se están utilizando para la identificación biométrica. A partir de ellas se crean diferentes algoritmos implementados en dispositivos para evitar el fraude a la hora de autenticar a una persona en una operación digital.